Una vez pasada la guerra civil, Sebastián Llinares Colomina junto con su hermano Luis, la mujer de éste, Elisa, y su tía María Llinares Seva, se trasladan a la localidad de Segorbe en Castellón. En muchas ocasiones recorrían importantes distancias con los carros a pueblos colindantes como Altura, Jérica o Navajas. También vendían en la estación, subiéndose al tren con la garrafa a la espalda, arriesgándose a tener que saltar en marcha en caso de ser descubiertos, ya que estaba prohibida la venta dentro del tren.
Algunos años antes de abandonar Segorbe, se añade a la saga de heladeros Sebastián Llinares Mira, hijo de Sebastián Llinares Colomina, con tan sólo 12 años.